Nena: ya pasaste los 30, y ese hermoso capullo que escondía tus encantos se ha abierto mostrando al fin el universo de delicias que tenías para el mundo. Y así vas por la vida, desafiando a tías casamenteras, asumiendo un par de flotadores como parte del hechizo, formulando teorías sobre la plenitud de la vida adulta. Saltás de cama en cama cual libélula y tenés un grupo muy copado de treintones con los que reís aliviada de haber pasado la década de la boludez.
Pero el cuerpo llama. Es sábado a la noche, convocás un par de amigas y salís de cacería: encarás los taco aguja con coraje y salís con las chiquis. Las nenus, las que suben fotis re locas al face, las que creen que Florencia Peña debutó en "La Niñera". El primer presagio del desastre es el mensaje “Chus, ns vms en ld la flakis gtn t n hip no no nooooo XD!” Error de lectura: coordenadas incorrectas, recalculando. Llamás, porque tenés 30, y tenés crédito. Llamás “Dónde mierda es???” La respuesta es confusa “Ay pará pará que no se escucha, escuchaaaá venite ya que hay weigh streanch uuuhhhhh venite” los sonidos se funden en una especie de grito animal en frecuencia superaguda que deja secuelas acústicas. Tafirol. Algo más de maquillaje y un ayudín. Te tomás un taxi, porque tenés más de 30 y te alcanza, y el taxista te pregunta “a dónde señora?” Hola! Tengo un flor de vaquero y un escote hasta el ombligo,cómo hacen estos primates para adivinar la edad de una?
De las chiquis solo quedan las hilachas. Tres desaparecieron con sendos masculinos, y las tres que quedan se unen en bailes lésbico-eróticos que vos pensabas que solo se veían en la tele. La música es irreconocible. La cintura de las tres unidas iguala la tuya, pero confiada te unis al grupo recordando que a su edad sacabas chispas. Y entonces ocurre: “Hasta abaho, hasta abaho” suena en los parlantes. Esta la conocés. Ahora van a ver lo que es abrirse de gambas y empezás “Hasta abajo, hasta abaho” Abrís los ojos en lo mejor de tu perreo y ahí descubrís que la plasticidad no es tu fuerte: golpeás con la rodilla el ojo de tu amiga, que en verdad ha llegado hasta abaho, y descubris con estupor cómo es la vida desde las alturas. Trastabillás, el taco se te dobla y cuando estás por besar el suelo aparece, por fin, la primera presa de la noche. Te ha cogido del brazo y te ayuda a incorporarte. Miraditas, ji ji, sonrisitas. “Estás bien amiga?” “Obvio, de una!” pero el pibe ya no está: en un vertiginoso pase de magia una flaca le sacude sus encantos a la altura de la ingle. Ok, vamos a mi juego, insistis, otro ayudín y a esta mirada no se le resiste ninguno. Explorás. Bailás casi con decencia con una mano ocupada en el vaso y la otra en la pajita. Te acodás sobre la barra. Elegís el pibe, lo mirás. Te mira (tendré algo en el pelo?). Lo mirás. Se te acerca, sostenés una mirada incendiaria sobre el niño, te sentís casi su madre y lo encarás. “¿Cómo te llamás?” “Beeeeep" ”Yo te conozco de algún lado” “Si, vos sos compañera de yoga de mi mamá, no le digas nada que me viste puede ser?” “De una jajajaaa”.
Por lo menos la noche te esconde la mueca de dolor. Luces. Blancas. Son las 4. Encaremos el retiro sin ceremonias, caminemos con dignidad hasta el taxi. Las chiquis. “After, after!” After las pelotas “Noooo chicas estoy re cansada laburé toda la semana” “Fotis, fotis!” El sonido peliagudo otra vez, ahora directo al occipital. El flash en la cara. Se te acerca la criatura, al oído “Ya sabes no cuentes nada no?” Otra foto, esta vez con el infante. “Para el face, para el face!”… Si algo de dignidad te queda, la perdés. Sacás el celular y con lo que te queda de conciencia, encontrás el número. “Hola. Yo. Yo la Negra. Exacto ya no me reconocés la voz no? Qué haces tanto tiempo che! Yo aquí, con unas amigas, estábamos yendo a un after vos que onda? No qué aburrido che!. Ah. Ah que lindo mirá vos! Y cuántos meses tiene? Ay que hermoso me alegro mucho no sabía nada! Bueno che te dejo que me están esperando, me encantó que me llamaras pero lo dejamos para otro día si? Besitos” Silencio. Vuelta a la casa. El taxista, último ejemplar del sexo opuesto que, para cerrar la noche, te revuelve el puñal entre las tripas “Tremendas las chicas de hoy en día señora, tremendas. Recién llevé a tres que no se podían ni parar. Chicas chicas nomás, dicen que andaban con la tía…”
“Tremendas, caballero, a dónde iremos a parar..."
miércoles, 19 de octubre de 2011
viernes, 14 de octubre de 2011
El Opus Dei y Shoenstatt sacan una edición mejorada de la Biblia con ayuda de Alperovich y el Rabino Bergman
Para evitar la famosa fuga de militantes desde la Acción Católica y grupos como Tacuara hacia la izquierda revolucionaria como sucediera en los 70, el Opus Dei y el creciente movimiento de Shoenstatt, se unieron. La Obra y el grupo que hizo raíz en los colegios bilingües de Yerba Buena con cuotas mayores a los 2 mil pesos, decidieron eliminar de la Biblia todos los pasajes que puedan desviar del principal fin de estas agrupaciones: proteger y extender la propiedad privada de sus miembros.
Todas aquellas parábolas con evidente tinte socialista, como la Multiplicación de los Panes o el Buen Samaritano, serán reemplazadas por hechos reales tanto de la política del gobernador tucumano como la del rabino. En el caso de Alperovich, se destacan pasajes como “La multiplicación de los Salarios más bajos del país en toda la provincia”, “Defender a la familia, pero sólo a la propia” y “La parábola de los galenos de ambición desmedida”. En el caso de Bergman, se destaca el pasaje “La seguridad es para los ricos porque los pobres son todos chorros”. El prólogo de esta edición de la Biblia también es destacable, ya que se utilizaron las últimas teorías en educación del Primer Mundo, sobre todo de la Escuela de las Américas.
En él hay un cuestionario para que los jóvenes militantes respondan a preguntas como “¿Es justo que las exportaciones de soja tengan retenciones y las Asignaciones Universales por Hijo se paguen enteritas?”, ó “¿Porqué las Toyota 4x4 tienen que pagar patente y los carros de tracción a sangre no?”.Tanto Alperovich como Bergman y las agrupaciones católicas, destacaron esta colaboración interreligiosa más allá de los dogmas en defensa de la divina supremacía de martes, 11 de octubre de 2011
Progresismo versus POBREcismo
Si algo dejaron en claro las elecciones en Tucumán, es que José Alperovich marcha a la vanguardia, que ha superado con amplitud al Gobierno Nacional. No lo supieron ver. Ni los intelectuales K de Carta Abierta ni los jóvenes de la Cámpora: Ya basta de progresismo K, ahora, Pobrecismo A.
Poco a poco nuestro gobernador y líder dio pequeñas señales que no fueron interpretadas pero al final sucedió. Mientras el Gobierno Nacional se empeñaba en subir los salarios, José los mantuvo tan bajos como pudo hasta llegar hasta convertirse en la provincia de más bajos ingresos del país, pero claro: en igualdad de condiciones. Todos los tucumanos arañan (unos pocos desde arriba y la mayoría desde abajo) la línea de la pobreza. ¿Cuándo se vio un sistema más igualitario?.
Mientras Cristina Fernández de Kirchner abogaba por la desigual industrialización (que sólo genera creación de riqueza de difusa distribución), José se encargó de mantener fuera de la provincia cualquier nueva industria, y en cambio subsidió la llegada de call centers, ejemplo de igualdad en los salarios: todos mínimos. Pero además, les dio a muchos de nuestros comprovincianos un título mucho más adecuado a los nuevos tiempos: telemarketers. Basta de obreros, zapateros, torneros, mecánicos y todo esos títulos que retrotraen a lo menos glamoroso de la historia nacional.
Universalidad versus discrecionalidad
No hace falta una mirada demasiado aguda para comprender que ningún tucumano está preparado para manejar grandes sumas de dinero (salarios similares a los del resto del país). Sólo hace falta revisar las páginas de La Gaceta cada vez que alguien gana Los Números de Oro, se prometen grandes asados para todos los amigos. ¿En qué terminaría la provincia aquí se ganasen salarios como los de Santa Cruz o Buenos Aires? Interminables asados, con consecuentes resacas y después nadie iría a trabajar, y paralización de la provincia. Pero sólo José fue quien se dio cuenta, y por ello se encargó de inundar la provincia (tanto el Estado como los Call Centers) de difusos contratos que aseguran iguales ingresos (aunque siempre muy bajos) para los trabajadores, y evitan las burocráticas indemnizaciones.
La gente no es tonta, es pobre
“La gente no es tonta”, advertía José (La Gaceta, octubre de 2005), para desestimar la posibilidad de la compra de votos a través de bolsones. Esta esclarecedora frase se le pasó a más de un analista y dirigente opositor, quienes no comprendieron lo que venía: un inédito perfeccionamiento del clientelismo en la provincia, nunca antes visto ni en las más demagógicas democracias tercermundistas. Después vinieron las pseudo cooperativas, las remises que trasladaban a los votantes y un modelo de coacción sobre los ciudadanos, a través de un aceitado sistema de amenazas, en el que cualquiera que decidiera pasarse de pícaro, podría perder todo plan, subsidio o ayuda del Estado.
Así, con su férrea política pobrecista que extendió a la gran mayoría de los rincones de la provincia, el líder desterró el flagelo de picardía tucumana (una versión más pobre de la argentina) para siempre de su territorio, con lo que aseguró la obediencia en las urnas de toda la provincia. Estas novedosas políticas, contrapuestas al anacrónico progresismo que intentan implementar en distintos puntos de la Nación y de la América Latina, debieran enorgullecernos como tucumanos. Unos pocos iluminados comprendieron que de aquella frase del mandatario se derivaba una conclusión que anticipaba toda una política de Estado: La gente no es tonta, es pobre.
Apenas un puñado de tucumanos privilegiados, al que pertenece José gracias al esfuerzo de su familia, posee la gran mayoría de la riqueza de la provincia. Esto, que para los progresitas sería agraviante, en Tucumán ha dejado en claro que es la única forma de mantener la paz social, salvo por los médicos guerrilleros. Es que son ellos (los ricos de los countries) los únicos que saben invertir y conservar la riqueza, con soja o cómodos departamentos de un ambiente para que los beneficiarios del pobrecismo tenga un techo con apenas el 40 ó 50 por ciento de sus ingresos mensuales.
Así, de una vez por todas, José ha puesto a Tucumán en la senda. Lejos de las desviaciones de los 50, 60 y 70, donde la provincia pretendía convertirse en polo cultural del país, con evidentes tintes subversivos y excesos de ideas, ya todo vuelve a la normalidad. Las limitaciones horarias, las persecuciones fiscales a todo aquel que pretenda impulsar la creatividad local, de a poco logran frustrar a cualquier inadaptado que pretenda emerger por sobre la media generando las desigualdades, que el Pobrecismo de José ha decidido eliminar de una vez por todas. También de a poco los siempre conflictivos universitarios, se alinean detrás del movimiento, aceptando a rajatabla no sólo las directivas del líder, sino también los fondos que con gran generosidad aporta a la educación una admirable empresa como La Alumbrera, modelo de compañía a la que sólo debiéramos agradecer. Y así, con su incansable trabajo, José Alperovich consigue de a poco que los tucumanos, cumplan con su destino de pobreza intelectual y económica.
(Copyright Revista Ernesta)
Poco a poco nuestro gobernador y líder dio pequeñas señales que no fueron interpretadas pero al final sucedió. Mientras el Gobierno Nacional se empeñaba en subir los salarios, José los mantuvo tan bajos como pudo hasta llegar hasta convertirse en la provincia de más bajos ingresos del país, pero claro: en igualdad de condiciones. Todos los tucumanos arañan (unos pocos desde arriba y la mayoría desde abajo) la línea de la pobreza. ¿Cuándo se vio un sistema más igualitario?.
Mientras Cristina Fernández de Kirchner abogaba por la desigual industrialización (que sólo genera creación de riqueza de difusa distribución), José se encargó de mantener fuera de la provincia cualquier nueva industria, y en cambio subsidió la llegada de call centers, ejemplo de igualdad en los salarios: todos mínimos. Pero además, les dio a muchos de nuestros comprovincianos un título mucho más adecuado a los nuevos tiempos: telemarketers. Basta de obreros, zapateros, torneros, mecánicos y todo esos títulos que retrotraen a lo menos glamoroso de la historia nacional.
Universalidad versus discrecionalidad
No hace falta una mirada demasiado aguda para comprender que ningún tucumano está preparado para manejar grandes sumas de dinero (salarios similares a los del resto del país). Sólo hace falta revisar las páginas de La Gaceta cada vez que alguien gana Los Números de Oro, se prometen grandes asados para todos los amigos. ¿En qué terminaría la provincia aquí se ganasen salarios como los de Santa Cruz o Buenos Aires? Interminables asados, con consecuentes resacas y después nadie iría a trabajar, y paralización de la provincia. Pero sólo José fue quien se dio cuenta, y por ello se encargó de inundar la provincia (tanto el Estado como los Call Centers) de difusos contratos que aseguran iguales ingresos (aunque siempre muy bajos) para los trabajadores, y evitan las burocráticas indemnizaciones.
La gente no es tonta, es pobre
“La gente no es tonta”, advertía José (La Gaceta, octubre de 2005), para desestimar la posibilidad de la compra de votos a través de bolsones. Esta esclarecedora frase se le pasó a más de un analista y dirigente opositor, quienes no comprendieron lo que venía: un inédito perfeccionamiento del clientelismo en la provincia, nunca antes visto ni en las más demagógicas democracias tercermundistas. Después vinieron las pseudo cooperativas, las remises que trasladaban a los votantes y un modelo de coacción sobre los ciudadanos, a través de un aceitado sistema de amenazas, en el que cualquiera que decidiera pasarse de pícaro, podría perder todo plan, subsidio o ayuda del Estado.
Así, con su férrea política pobrecista que extendió a la gran mayoría de los rincones de la provincia, el líder desterró el flagelo de picardía tucumana (una versión más pobre de la argentina) para siempre de su territorio, con lo que aseguró la obediencia en las urnas de toda la provincia. Estas novedosas políticas, contrapuestas al anacrónico progresismo que intentan implementar en distintos puntos de la Nación y de la América Latina, debieran enorgullecernos como tucumanos. Unos pocos iluminados comprendieron que de aquella frase del mandatario se derivaba una conclusión que anticipaba toda una política de Estado: La gente no es tonta, es pobre.
Apenas un puñado de tucumanos privilegiados, al que pertenece José gracias al esfuerzo de su familia, posee la gran mayoría de la riqueza de la provincia. Esto, que para los progresitas sería agraviante, en Tucumán ha dejado en claro que es la única forma de mantener la paz social, salvo por los médicos guerrilleros. Es que son ellos (los ricos de los countries) los únicos que saben invertir y conservar la riqueza, con soja o cómodos departamentos de un ambiente para que los beneficiarios del pobrecismo tenga un techo con apenas el 40 ó 50 por ciento de sus ingresos mensuales.
Así, de una vez por todas, José ha puesto a Tucumán en la senda. Lejos de las desviaciones de los 50, 60 y 70, donde la provincia pretendía convertirse en polo cultural del país, con evidentes tintes subversivos y excesos de ideas, ya todo vuelve a la normalidad. Las limitaciones horarias, las persecuciones fiscales a todo aquel que pretenda impulsar la creatividad local, de a poco logran frustrar a cualquier inadaptado que pretenda emerger por sobre la media generando las desigualdades, que el Pobrecismo de José ha decidido eliminar de una vez por todas. También de a poco los siempre conflictivos universitarios, se alinean detrás del movimiento, aceptando a rajatabla no sólo las directivas del líder, sino también los fondos que con gran generosidad aporta a la educación una admirable empresa como La Alumbrera, modelo de compañía a la que sólo debiéramos agradecer. Y así, con su incansable trabajo, José Alperovich consigue de a poco que los tucumanos, cumplan con su destino de pobreza intelectual y económica.
(Copyright Revista Ernesta)
sábado, 8 de octubre de 2011
La peluca de Tato
... Primero fue como una pequeña nube que bajaba en el mismo sentido de la calle, luego me pareció que era una maceta que caía desde un balcón o alguien estaba evaluando la destreza de su gato para caer en cuatro paras desde el décimo piso. Finalmente se materializó en un peluquín e inmediatamente lo reconocí. Pero no me dio tiempo a correr o esconderme en debajo de una mesa de alguno de los bares que hay por ahí. Pensé en ocultarme en el hall de la Sociedad Española pero no tuve tiempo, porque fue todo tan rápido que en cuestión de segundos, qué digo segundos, de centésimas de segundo, qué digo centésimas, de milésimas de segundo, qué digo milésimas, de micronésimas de segundo, qué digo micronésimas, digo rapidísimo, el peluquín se me adhirió al cráneo y en ese momento se me incrustó velozmente el fantasma de Tato Bores. Al principio me produjo un escalofrío y después un poco de calor en la calva y un poco de ganas de tomarme un J&B.
Inmediatamente, un poco mareado por el golpe que me asestó la peluca, me puse a caminar más rápidamente en dirección a la Plaza Independencia. Antes de llegar me encontré con el Arquitecto Daniel Manso, de la Dirección de Flora y Fauna, que estaba comprando el tercer panchuque de la media mañana...
Lea el artículo completo en la edición impresa de Ernesta.
Inmediatamente, un poco mareado por el golpe que me asestó la peluca, me puse a caminar más rápidamente en dirección a la Plaza Independencia. Antes de llegar me encontré con el Arquitecto Daniel Manso, de la Dirección de Flora y Fauna, que estaba comprando el tercer panchuque de la media mañana...
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Persecución judicial contra José Alperovich
Con la peligrosa izquierda progresista como aliada, Marta Fernández de González, ordenanza de Casa de Gobierno, realizó una denuncia ante el Inadi por discriminación a la mujer: mientras sus compañeras de trabajo sufren el acoso permanente de los funcionarios, ninguno ha intentado seducir a la denunciante. Un claro ejemplo de conspiración contra la gestión de nuestro líder y conductor.
Más información en la versión impresa de Ernesta.
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jueves, 6 de octubre de 2011
Cómo apropiarse de la prensa con el dinero de los ciudadanos
En 2009 y luego de 4 años al aire fue levantado, sin explicación alguna, el programa “La palabra de los trabajadores”, único programa de Radio Nacional orientado específicamente a difundir las luchas laborales libradas por fuera de las dirigencias sindicales peronistas. No fue un hecho aislado: era la preparación de un escenario conflictivo que estallaría meses más tarde de la mano de los trabajadores autoconvocados de la salud que salteando a su sindicato, se volcaron masivamente a las calles y cosecharon amplia simpatía entre la clase media. Uno de los medios que recogió el conflicto y le dio espacio fue el recién arribado a la provincia diario “El Tribuno”.
Este apéndice del tradicional diario salteño (propiedad del caudillo Juan Carlos Romero) había desembarcado en 2005, convocado por el Gobernador, quien apostaba a generar una competencia al ya tradicionalísimo diario “La Gaceta ”, que por su solidez financiera no demuestra fanatismo por el gobierno provincial. Alperovich, luego de algunos intentos fallidos de generar un Multimedios Estatal (escandaloso proyecto que mereció el repudio de los medios nacionales), comprendió que su descomunal patrimonio personal, unido a la discrecionalidad de los fondos de la publicidad oficial, le darían la posibilidad de regar la provincia de medios cuyos contenidos sean monitoreados, aprobados y dirigidos por la Secretaría de Medios de la Provincia. Incluso en los primeros tiempos, y aunque Alperovich jamás figuró como parte propietaria de “El Tribuno”, la planilla salarial fue asumida en su totalidad por el Estado Provincial. El diario respondía con loas y alabanzas a la gestión gubernamental (incluso en plena veda electoral en 2005, le dedicó sus páginas centrales al gobernador, de cara a las elecciones legislativas). Sin embargo las mieles del affaire se esfumaron al poco tiempo. La línea editorial cambió, Alperovich renunció al grupo empresario, y retiró los fondos con los que lo sostenía. Cuando en 2009 los Autoconvocados de la Salud agradecían a “El Periódico” su cobertura sobre el conflicto, varios periodistas se encontraban con atrasos salariales importantes. Finalmente, el diario sucumbió, se produjo un despido masivo de 30 trabajadores, y fue rematado al Grupo Ámbito.
La historia del esplendor y ocaso de “El Tribuno” no hace sino ilustrar el destino que corren los medios independientes en la provincia.
Periodismo crítico versus periodismo obsecuente
A contramano de esta parábola, la historia de “El Periódico” enseña cómo recorrer el camino inverso. Propiedad del empresario Alberto Llaryora el semanario mantuvo una tensísima relación con la gestión actual durante sus primeros tiempos. El origen de esta enemistad no conoce de mayores romanticismos que el que dicta la billetera: Alperovich, en su obsesión por controlar Canal 10 hizo que la Universidad Nacional de Tucumán desconociera el contrato que tenía con Llaryora, situación que aun se encuentra en litigio en Tribunales. El Periódico entonces se dedicó a profundizar una línea editorial combativa y de denuncia, que llegó a su apogeo en 2008 cuando publicó el escándalo sobre las cifras de mortalidad infantil manipuladas por el entonces Ministro de Salud de la Provincia , Juan Manzur. Más allá de lo estadístico, la denuncia de los trabajadores de la salud rezaba que por orden del gobierno estaban obligados a no prestar asistencia médica a los nacidos con menos de 500 gramos , dado que según los nuevos índices de medición no eran considerados bebés sino fetos. Específicamente se denunciaba que la orden era “dejarlos morir sobre la bandeja de instrumental” Las consecuencias fueron nefastas: la cantidad de muertes de menores de 500 gramos se cuadruplicó. La histórica investigación de El Periódico tuvo alcance nacional, y fue una bofetada a la gestión Alperovich. Dos años más tarde, agobiado financieramente, Llaryora sellaba en un asado en la casa de José Jorge un pacto de no agresión: a cambio de “bajar los decibeles” el gobernador le prometía reavivar los fondos de publicidad oficial. El empresario aceptó el trato e informó a sus periodistas la nueva línea editorial: a partir de ahora iban a ser un semanario “serio”, sin tapas amarillistas ni denuncias petarderas. Si las circunstancias obligaran a hacer algún comentario crítico, los periodistas quedaban obligados a pedir autorización a los funcionarios de Gobierno. Durante el mes de julio del corriente año lo inimaginable ocurrió en las páginas centrales de El Periódico: Llaryora en una entrevista íntima, se deshacía en elogios hacia el primer mandatario, quien se los retribuía empalagosamente. La apuesta de Alperovich iba mucho más allá: el tiro iba dirigido a Antena 8, la radio FM de mayor rating en la provincia, y que a partir de entonces pasó a formar parte del grupo estatal.
El promedio de fondos destinados a la publicidad oficial ronda los $12 millones anuales, repartidos a discreción del gobierno que no parece estar obligado a rendir cuentas del su uso. El negocio es redondo: los medios son propiedad de Alperovich, dirigidos por allegados a Alperovich, y financiados por el Estado provincial que conduce Alperovich
Es importante detenerse en la metodología empleada por Alperovich para monopolizar los medios de comunicación. Y la primera herramienta es el uso de la llamada “pauta oficial”.
La pauta publicitaria oficial es una partida presupuestaria que los gobiernos destinan a las publicaciones periodísticas con el objeto de dar difusión a temas de interés general. Es la parte del dinero público (es decir de todos los ciudadanos) destinada a cumplir con el mandato constitucional de publicidad de los actos de gobierno. Mediante la publicidad oficial los ciudadanos estamos al tanto de campañas de vacunación, instrumentación de planes sociales, moratorias impositivas, y en general cualquier decisión gubernamental sobre la cual los funcionarios están obligados a rendir cuentas a sus empleadores (léase ciudadanos).
Contexto es el sitio web periodístico más visitado de la provincia, por encima aun del titánico La Gaceta versión digital. Dentro de la grilla de información digital se encuentra en el puesto N° 15 a nivel nacional, luego de monstruos como Clarin, La Nación , Página 12 y Olé. Sus contenidos son quizás unos de los más críticos a la actual gestión. Este sitio fue el único medio tucumano que denunció sostenidamente la censura del libro “José Alperovich: El Zar Tucumano” e incluso lo publicó en capítulos. Entre los artículos del sitio web pueden encontrarse las más serias denuncias al gobierno. Lo lógico dado su alcance sería difundir fuertemente en este sitio las actividades gubernamentales y de interés social, con el fin de llegar a la mayor cantidad de gente posible. Sin embargo, Contexto no recibe ni un centavo de publicidad oficial.
Un periodista miembro de un medio oficialista nos aclara: “Esto es como todo, ponete en el lugar del gobernador: ¿cómo le vas a dar plata al que te critica? Esto funciona así”. Lo que no menciona es que el dinero que Alperovich niega a los medios opositores no es propio, es de los ciudadanos, por lo tanto el criterio a utilizar no puede ser el personal.
Sin embargo la cuestión de la discrecionalidad ataca otros principios elementales de la democracia: el de la pluralidad de opiniones y el de la libertad de prensa, de las cuales el Estado debe ser garante. El Gobierno, representante tanto de seguidores como de detractores, debe permitir la multiplicidad de opiniones, porque las minorías requieren que preserven su derecho a opinar e informarse. Exigir sumisión y veneración personal a cambio de la entrega de fondos públicos nos remite a sistemas monárquicos absolutos: nunca mejor puesto el título del libro censurado, “El Zar tucumano”.
Así lo entendió la Corte Suprema de Justicia de la Nación en reiterados fallos sobre la distribución de la pauta oficial. El 5 de septiembre de 2007 ante la denuncia del diario Río Negro contra el Gobierno de Neuquén (que retiró la publicidad oficial a raíz de la publicación de un escándalo de sobornos que implicaban al gobernador) la Corte sostuvo que “el Estado no debe asignar los recursos publicitarios de manera arbitraria, ni debe tener en cuenta el enfoque editorial del medio al decidir tales asignaciones”. En particular, el tribunal consideró que dicha represalia había constituido una violación de la libertad de expresión, sin que el periódico necesitase demostrar haber sufrido un perjuicio económico por el retiro de la pauta. Más cercano en el tiempo, y ante el planteo presentado por la Editorial Perfil , la Corte Suprema calificó como una política discriminatoria la decisión de excluir de la pauta oficial a las revistas Noticias y Fortuna y al diario Perfil, afirmando que se trató de una exclusión “arbitraria y discriminatoria”. El fallo se fundamentó en el hecho se encuentra en juego las cláusulas contenidas en el artículo 32 de la Constitución Nacional que ampara dentro de sus Declaraciones, Derechos y Garantías, el de la Libertad de Prensa; así como la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Cómo apropiarse de un medio
Aunque la discrecionalidad de la asignación de los fondos públicos resulta en sí escandalosa, no es la única arma de la que se vale un buen caudillo en su afán de colonizar a la opinión pública. La apuesta va más allá: adquirir la propiedad de los medios de comunicación. La secuencia es sencilla: el primer paso es el ahogo financiero por falta de publicidad. Cuando el medio agoniza (en muchos casos la pauta oficial es el ingreso que posibilita su subsistencia) comienza la presión fiscal, con reiteradas inspecciones impositivas y laborales. El remate llega de la mano salvadora de un inversor ligado al clan Alperovich, que hace una oferta “imposible de rehusar” para la compra del medio. Luego de adquirido, la pauta oficial se renueva, con desembolsos millonarios. El círculo informativo y financiero se completa, el medio vuelve a ser rentable, esta vez, en manos de la camarilla gobernante.
Una vez consagrado Gobernador en 2003 a José Jorge se le allanó un camino que desde su antiguo rol de empresario le había resultado difícil: el de la apropiación de los medios de comunicación. En 2005 adquirió la radio de mayor audiencia en Tucumán, LV12, a través del ex Director del Banco del Tucumán Camilo López, operador de Alperovich en radiofonía y negocios de Call Center. La dirección de la radio es ejercida por su cuñado Carlos Rojkes. En 2011, la otra radio AM tucumana, LV7, fue adquirida por el grupo LV12, quedando en su poder no solo las dos emisoras más poderosas de la provincia, sino también las conocidas FM Regional y Rivadavia, además de un sinfín de radios barriales.
Aun así la pertenencia al multimedios estatal no garantiza continuidad laboral. Durante los preparativos del día del trabajador de este año se produjo el despido de 10 trabajadores de LV12, al tiempo que se confirmaba el ascenso del periodista Osvaldo Francisco “Cacho” García, acusado de ser informante de la dictadura militar. Los despedos recayeron sobre trabajadores contratados o directamente en negro que jamás habían sido detectados por inspecciones laborales porque, sencillamente, a las empresas de Alperovich nunca llegan.
Más información en la edición impresa de Ernesta.
Más información en la edición impresa de Ernesta.
martes, 27 de septiembre de 2011
Anticipo nuestra primera tapa (Octubre 2011)
En esta edición:
- Soy Sola: Guía de muchachos disponibles en la provincia para chicas "grandes y solas".
- Historias de "amigas".
- La construcción del monopolio de medios de Alperovich con fondos públicos.
- Chile y la Educación.
- José y la Gente: Apología a Alperovich.
- La peluca de Tato: La acidez del crítico en el Tucumán actual.
- Marianela y su rol en el Banco del Tucumán.
- Soy Sola: Guía de muchachos disponibles en la provincia para chicas "grandes y solas".
- Historias de "amigas".
- La construcción del monopolio de medios de Alperovich con fondos públicos.
- Chile y la Educación.
- José y la Gente: Apología a Alperovich.
- La peluca de Tato: La acidez del crítico en el Tucumán actual.
- Marianela y su rol en el Banco del Tucumán.
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